sábado, 22 de diciembre de 2007

Una vida con el pie en el acelerador

Lleno de adrenalina, rebelde y carismático. Así era Luca Prodan, el cantante de Sumo . Tan sólo cinco años en la escena del rock nacional alcanzaron para que su figura quedara perpetuada en el tiempo.

Nació en Roma bajo una familia de clase social acomodada que lo educó en los mejores colegios de Europa y sus padres querían que estudiara una carrera tradicional. Pero él se fugó en 1981 y decidió irse muy lejos. Por ese entonces, ya era un adicto a la heroína y había sufrido el suicidio de su hermana. Cómo destino eligió las sierras de Córdoba y allí conoció a Germán Daffunchio, quién sería el primer eslabón que daría en 1982 origen a Sumo.

En 1985, Sumo editó su primer disco Divididos por la felicidad, dónde están La rubia tarada, Noche de paz y Kaya. Luego apareció Llegando los monos en 1986 con Viejos vinagres y Que me pisen y en 1987 After Chabón con Mañana en el Abasto y Lo quiero ya.

Luca, que traía consigo mismo la actitud punk y el reggae, aportó a la banda una forma innovadora y transgresora de música. Dió su último recital el 20 de diciembre de 1987 en el estadio del club Los Andes. La mañana del 22 fue encontrado muerto en la cama de su pensión de San Telmo. Había logrado luchar contra la heroína pero no sucedió lo mismo con la ginebra.

A 20 años de su muerte, se encuentra en el Cementerio de Avellaneda y su inquieto espíritu en miles de jóvenes que reinvidican su imagen y la llevan estampadas en remeras, mochilas y demás cosas.